EL PERRO ENCADENADO
Por las estrechas calles de los barrios
cuencanos, se podía escuchar pesadas cadenas que eran arrastradas. Según
contaban los que habían tenido la mala suerte de mirar a este monstruo, era el
mismísimo demonio.
El monstruoso animal, era un enorme perro que tenía
grandes cuernos y ojos de los que brotaban llamas. Según las beatas, que
llegaban muy temprano a la iglesia, afirmaban que Dios había permitido que esta
bestia saliera del infierno para que los habitantes mantengan un comportamiento
ejemplar.
El aullido del perro encadenado era una
señal de muerte.
En las noches, se podía escuchar el fuerte
viento que movía las hojas de los árboles y después del graznido de algún búho,
se oían los fuertes aullidos del perro… según los cuencanos, aquellos que veían
al animal seguro morían poco después del encuentro.
Las víctimas preferidas de este monstruo
eran los hombres casados que aprovechaban la complicidad de la noche oscura,
para encontrar algún romance fuera de su hogar.
Era muy conocido que los que tenían mal
comportamiento, primero escuchaban un aullido de advertencia, después sonaban
las cadenas y era muy importante saber, que mientras más lejos se escuchaban
las cadenas, más cerca estaba el perro endemoniado.
Finalmente, esta leyenda, quedó en la
memoria de los cuencanos, que todavía conservan estas palabras, para recordar
al perro encadenado:
El búho graznó,
el
perro aúlla,
el
indio muere;
parece
chanza
pero
sucede…
Fuente:
Análisis:
El da en la ciudad
de Cuenca, oficialmente Santa Ana de los cuatro Ríos de Cuenca, cabecera del
cantón Cuenca y capital de la provincia de Azuay. Se
encuentra atravesada por los ríos Tomebamba, Tarqui, Yanuncay y Machángara, al
centro-sur de la región interandina o sierra de Ecuador.
Valores |
Mensaje |
Confianza
– fidelidad y el amor
|
La
familia está compuesta de amor, respeto confianza y fidelidad y nada debe
romper estos lazos de cariño. |
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